3.6.10

"Resurrección" es aguda

Hola a todas y todos los que aún recordais estos pinos, si alguien aún se acuerda de este lugar, en el que antes había merendolas, churrascadas, picnics e incluso fiestas...y en el que ultimamente sólo crece la hierba sin control...hoy, por fin, resucita un poco, gracias a Sole, compañera y amiga, que es la "culpable" de esta mini-vuelta. Sole crea nebulosas de sueños que logra plasmar en preciosas palabras...aquí teneis, leed hasta el punto final, por favor!! Gracias, guapa, es precioso este texto, y ha sido un placer colaborar contigo.

Me gusta jugar con las palabras, abrazar a los superlativos, coger carrerilla en las que contienen dos r, subirme a las que empiezan por f, apoyarme en las esdrújulas para no tropezar, saltar con todas mis fuerzas sobre las agudas terminadas en ón y caer en picado hasta las que acaban en d para, al final, perderme, por siempre, en las consonantes líquidas y los sonidos labiales.

Como todo, este juego entraña ciertos riesgos. Puedes, por ejemplo, perderte en los tiempos verbales o quedar atrapada entre el punto y la i. Una vez, jugando en inglés, me despeñé desde lo alto del segundo palito de una M mayúscula seguida de y. Desde entonces, tengo miedo a perderme en los sustantivos incontables y otras palabras absolutas, que prefiero evitar, a pesar del mareo, buscando el impulso del giro que inician las aspas de las x en cuanto te subes en ellas.

También pasé mucho tiempo encerrada en una O. Ahora las salto y, por si acaso, llevo siempre unas tijeras para hacer la salida. Se corta un trocito y sale una C en la que puedes columpiarte o fumar un cigarro.

En ocasiones, las palabras no siguen el ritmo de lo que quiero bailar. Entonces me las invento o le añado finales, otras veces silabeo para ir más despacio, siempre reivindico el género y el número y, cuando me hago preguntas o me da por pensar, busco el adverbio y los circunstanciales.

Si estoy cansada y no me apetece jugar, me refugio en los nombres propios de sonidos nasales y en los adjetivos azules. Pero, a lo que no he aprendido, y tengo que hacerlo, es a desaparecer en la fricativa efervescencia de las s finalesssssss.